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Perú rechaza duelo por Chávez

Publicado: 2013-03-10

Por  J. Eduardo Ponce Vivanco

Jamás en nuestra historia un mandatario extranjero se atrevió a insultar y vejar a un presidente del Perú (García) y a la lideresa de un prestigioso partido político nacional (Lourdes Flores). Chávez lo hizo groseramente para influir en los resultados de dos campañas electorales. Y es posible que la intervención del chavismo se mantenga hasta ahora, aprovechando lo que sembró con las Casas de ALBA y seguramente otros mecanismos todavía menos transparentes. Nada que agradecer y mucho que lamentar.

No obstante, el gobierno lo ha distinguido con un duelo nacional de tres días. Bustamante y Rivero, Haya de la Torre o Belaunde no fueron honrados con un tratamiento semejante, que solo se dispensó al papa Pío XII, por motivos religiosos. Manifestaciones tan exageradamente deferentes -que denotan una preocupante admiración por lo que Chávez simboliza- no representan el sentir mayoritario de la Nación. Nacionalistas, socialistas y comunistas tienen derecho a condolerse y expresar su sentir.

El de ellos. Pero el Jefe de Estado es el Presidente de "todos" los peruanos y nos debe respeto.

Los gestos son parte importante de la política y tienen que ser juzgados en ese contexto. En lo interno debemos asumir que el gobierno no considera relevante el sentimiento mayoritario, y podemos sospechar que el adormecido proyecto de la Gran Transformación está esperando su momento. Y en lo externo, el luto inusual y la enfervorizada presencia de la pareja presidencial en Caracas (¿han visto a algún mandatario acompañado de su esposa en las exequias?) convalidan las gruesas violaciones a la Constitución venezolana que son una alerta roja para UNASUR y MERCOSUR, tan prestos a sancionar por mucho menos al Paraguay. Por su lado, la marginada OEA debería hacer respetar la pisoteada Carta Democrática Interamericana -iniciativa del Perú en tiempos de Paniagua.

La cinematográfica coproducción iberoamericana en Caracas, con la asistencia de Irán -sellada por el beso fúnebre del ariete de los ayatolas- es una ilustración patética de la Civilización del Espectáculo, estilo Caribe. El llanto colectivo fue amenizado con gritos de "¡Chávez, eres eterno!" o "Después de Dios, él" (perdón por la minúscula). Ese enfático desplazamiento de la Virgen María al tercer puesto del santoral venezolano debe haber disgustado a la señora Kirchner y a sus aspirantes discípulas.

Pero la verdad es que la sucesión de la dinastía chavista sería menos contestada si el Comandante santo no se hubiera separado de su esposa.

Es contra él con quien deberá lidiar la oposición venezolana, a la que Maduro ya adelantó que será acusada de asesinato por inoculación cancerígena en colusión con los sicarios del Imperio y del sionismo. El revitalizado Capriles luchará contra Maduro, el aparato militar formal (FF.AA.) e informal (milicias), la boligarquía corrupta, y todos los poderes públicos, incluyendo a la Procuraduría General, en manos de la poderosa Cilia Flores, esposa de Maduro. La farsa electoral culminará bendecida con la felicitación de la misión de "acompañamiento" de UNASUR, probablemente presidida por el Perú.

Es temprano para los pronósticos. Pero el aprovechado Maduro no es Chávez, y los espíritus no gobiernan. Los octogenarios Castro lo remplazarán, utilizando al binomio velasquista "pueblo y fuerza armada". ¿Funcionará? ¿Podrán seguir hundiendo la economía venezolana? ¿Qué ayuda recibirán de China, por cuyos préstamos han hipotecado su petróleo? ¿Cuánto valdrá el respaldo de Rusia e Irán? ¿Hasta cuándo EE.UU. necesitará importar el petróleo chavista (es el único que le paga en divisas y está a punto de ser autosuficiente en energía)?

¿Cuándo abrirán los ojos los venezolanos oprimidos y devotos del santón Chávez?


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