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La franquicia antiminera

Publicado: 2013-01-27

En el mundo de los negocios, cuando algo tiene mucho éxito se franquicia: se transmite a otros el ‘know how’, se hacen manuales, se da asesoría y se realiza visitas de inspección y reforzamiento hasta que la idea se extienda con igual éxito.

En la política pasa lo mismo. Y eso incluye el campo del sabotaje. Lo que estamos viendo en esta nueva cadena de simultáneos brotes antimineros, en Lambayeque, Tacna, Moquegua y Junín es la expansión de una franquicia antiminera del ecocomunismo que el año pasado ya resultó ser muy exitosa en Cajamarca y Espinar, y que ahora está en diferentes niveles de desarrollo en cada uno de los lugares mencionados.

Tenemos la fórmula. Se comienza con la diseminación del miedo entre la población en base a falsas ideas de un daño ambiental –especialmente del agua– nunca sustentado de una manera razonable (en Espinar se cruzó todo límite con un informe ambiental de un proyecto diferente y acusaban a la Cia. minera de contaminar con metales que no emplea ni extrae). En paralelo, se quita su status ciudadano a quienes, entre la misma población, apoyan el proyecto minero: por ejemplo, las 32 comunidades cajamarquinas del área de influencia de Conga, o los comuneros de Cañaris que en una asamblea realizada con todas las garantías de ley aprobaron dar a la Candente Copper el permiso para explorar el proyecto Cañariaco. El corolario buscado –y normalmente logrado– es la violencia, a la que el miedo alimenta muy bien, con la toma de carreteras, la destrucción de los locales mineros, los incendios, en algunos casos incluso las balas y la consiguiente puesta en riesgo –cuando no inviabilización– del proyecto del que se trate.

Tenemos también, por increíble que parezca, el manual. O, mejor dicho, los manuales. Por ejemplo, el muy divulgado “Protegiendo a su comunidad contra las empresas mineras y otras industrias extractivas” sobre el que "El Comercio" informó el año pasado y que tiene capítulos elocuentemente titulados como “Forme una oposición local” (ojo, dice “forme”, no “encuentre”) u “Obstaculice el proceso”.

Finalmente, tenemos las asesorías y las visitas de supervisión. En las últimas semanas, por ejemplo, el emerretista y ex presidiario terrorista Wilfredo Saavedra, una de las cabezas más activas del movimiento anti-Conga ha estado en Tacna azuzando al movimiento contra el proyecto Pucamarca, y en Moquegua visitando a los dirigentes del movimiento contra el proyecto Quellaveco. Ubicuo, también ha prestado su asesoría a Daniel Baldeón (según propia declaración de este último), quien lidera las “protestas sociales” en Junín (donde ya ha habido violencia) contra el proyecto de San Ignacio de Morococha, y ha coordinado (conforme la policía antiterrorista) con Segundo Narva Vásquez (otro ex emerretista que también purgó 10 años de prisión) las acciones contra Cañariaco en Lambayeque (donde no ha habido simplemente violencia, sino mucha violencia).

Saavedra no es el único presente en Cañaris. Ydelso Hernández, presidente del Frente de Defensa de los Intereses de Cajamarca y socio de Wilfredo Saavedra y Gregorio Santos en el movimiento anti-Conga, también ha estado visitando el lugar, donde tiene estrecha relación con Cristóbal Barrios, el presidente de la Comunidad de Cañaris que boicoteó el acuerdo al que inicialmente esta llegó con la minera. Por su parte, Blas Reyes, otro colaborador cercano del señor Santos y coprocesado suyo en una denuncia de secuestro y tortura que habrían sido cometidas en la época en que fueron ronderos juntos, ha sido visto coordinando las movilizaciones en Cañaris junto al antes nombrado Segundo Narva Vásquez, quien,coincidentemente, llegó a la asamblea con la que el señor Barrios desconoció el acuerdo inicial logrado con Candente resguardado por un auto cuya placa aparece en Sunarp registrada a nombre de una dependencia del Gobierno Regional de… Cajamarca. ¿No es curioso lo chiquito que es el mundo?

Otro de los dirigentes de la protesta lambayecana declaró a "El Comercio" que su movimiento se había reunido varias veces con Gregorio Santos y Marco Arana para su asesoramiento. El mismo Arana visitó varias veces Espinar antes de que estallase la violencia ahí el año pasado. Y podríamos seguir hablando de sus itinerarios nacionales pero no vale la pena continuar con esta cadena de nombres ya está claro que, más que cadena, es un círculo maligno de agitadores antimineros ecocomunistas. O, como decíamos, un sistema de franquicias antimineras bien organizado, decidido, pujante y, al menos hasta la fecha, exitoso como pocos. Al menos hasta que elgobierno no se digne actuar como corresponde.

Editorial de "El Comercio" domingo 27 de enero del 2013 "La franquicia".

Editado por la Gata Loca


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