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La reforma laboral acá como en España

Publicado: 2012-02-06

Después de ganar las elecciones, Rajoy dio a los mal llamados “agentes sociales”, de plazo hasta el día de Reyes para llegar o no a un acuerdo sobre la reforma laboral. Pidieron una semana más y se la concedieron. Ahora piden otra. Llevan varios años negociando nadie sabe qué, y ahora necesitan más tiempo. Por favor, Señor Rajoy, haga lo que tiene que hacer. Gobierne.

Hay que dejarse de medias tintas y llamar a las cosas por su nombre. El objetivo de esta reforma laboral no debería centrarse en temas tan banales como pasar los festivos al lunes o luchar contra el absentismo. Se trata de recuperar competitividad. Eso ante todo.

España tiene un problema muy serio de competitividad, y la única forma de ganar competitividad y que nuestros productos se puedan vender fuera, es produciéndolos más baratos de lo que ahora lo hacemos. Y una buena manera de lograr esto es reduciendo salarios. En esto es en lo que debería de consistir una reforma laboral seria y objetiva. Con ello nos irá mejor a todos. Si no conseguimos flexibilizar los salarios, y que cada empresa pueda reducir sus salarios en función de su situación concreta, es decir, de su realidad, el ajuste se producirá vía despidos, esto es, más paro. Eso es obvio.

Para conseguir flexibilidad hay que descentralizar la arcaica negociación colectiva. Habría que suprimir también la tremenda dualidad existente entre los trabajadores fijos y los temporales, acercando los costes de despidos de unos y otros. Hay que aligerar la legislación introduciendo un único tipo de contrato que facilite la contratación temporal y parcial. Tanto la contratación como la descontratación o el despido tienen que ser libres. En definitiva, más flexibilidad. Lo que se busca es ganar competitividad y sobrevivir.

Por el camino ayudamos a reducir el déficit y eliminamos todo tipo de subvención a sindicatos y patronal, así como las “ayudas” al fomento del empleo, que está claro que no sirven para nada, cifra que entre la Administración Central y las CCAA ya llegarán a casi 13.000 millones, según el reciente estudio de J.M. Rallo para Libertad Digital.

El ajuste se va a producir de todas formas, tiene que acercarse a los 130.000 millones, y según Rajoy el sector público ajustará unos 40.000, por lo que el resto corresponderá al sector privado. Una buena reforma laboral, ayudaría a ganar competitividad y así incrementar la tercera pata de la ecuación (saldo de la balanza corriente), disminuyendo el ajuste del sector privado, y aliviando la cola del paro. Ahora sólo queda esperar a ver si el nuevo Gobierno tiene lo que hay que tener y gobierna.

Sin Talante


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